Álvaro Leyva, temiendo ser procesado, sale del país y se refugia en España

Hacer un complot para tumbar a un presidente es traición a la patria, es uno de los crímenes más graves en los que puede participar un político. Según los audios revelados por el diario El País y que han sido proporcionados por el servicio de inteligencia colombiana, Álvaro Leyva, desde hace dos meses, habría usado sus contactos dentro del gobierno Trump para pedir que Gustavo Petro fuera tumbado de su sillón presidencial. Después de haber sido inhabilitado para que siguiera siendo canciller por la Procuraduría, Leyva esperaba que Petro lo ubicara en una zona de influencia dentro de su gobierno. A cambio de eso, jamás volvió a contestarle el teléfono y, lo más grave para el excanciller, fue que nombró ministro del Interior a su enemigo Armando Benedetti. Ciego de rabia, empezó a publicar cartas en donde revela una presunta conducta inadecuada de Petro como jefe de Estado, y en donde lo señala de ser un drogadicto. Leyva se reunió con el senador republicano Mario Díaz-Balart y allí habló de un plan para tumbar al presidente. Incluso vinculó a la vice Francia Márquez. Ella lo ha negado todo.

Son tan graves estas acusaciones que el petrismo en pleno está pidiendo cárcel para el excanciller. Incluso el propio ministro de Defensa, Pedro Sánchez, quien no es un petrista militante, afirmó que Leyva podría haber incurrido en el delito de traición a la patria. Esto dijo en un trino el exgeneral:

“Quien pretenda o actúe de manera ilegal contra el Presidente de la República o contra las instituciones legalmente constituidas, está atentando directamente contra nuestra Nación. Ese tipo de acciones representan no solo una grave violación a la ley, sino también una deslealtad moral profunda, que puede configurarse en el delito de traición a la patria

No ha sido la única voz que se ha dejado escuchar. Incluso algunos han invocado el artículo 455 del Código Penal Colombiano, que habla de una pena entre 20 y 50 años de prisión para el que conspire para tumbar un presidente. En Colombia, la última vez que hubo un golpe de Estado fue en 1953 cuando Gustavo Rojas Pinilla tumbó al entonces presidente Laureano Gómez. En 1996, durante la tormenta que generaba el Proceso 8000, también se escucharon ruidos de sable cerca al presidente Ernesto Samper Pizano.

Después del escándalo, en las últimas horas, Álvaro Leyva abandonó el país y se refugió en España.

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