
La madrugada del lunes 11 de agosto marcó un momento de profundo dolor para Colombia con el fallecimiento del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, quien murió a los 37 años en la Fundación Santa Fe de Bogotá. Su deceso se produjo tras más de dos meses de hospitalización, consecuencia de las graves heridas sufridas en el atentado del pasado 7 de junio en el barrio Modelia de la capital. La noticia sacudió tanto a su familia como al ámbito político nacional, donde su figura emergía como una promesa de renovación y liderazgo.
El impacto emocional de su partida se reflejó especialmente en el mensaje de despedida que su esposa, María Claudia Tarazona, compartió en redes sociales. Con palabras cargadas de amor y dolor, Tarazona expresó la profundidad de su vínculo con el dirigente: “Siempre serás el amor de mi vida. Gracias por una vida llena de amor, gracias por ser un papá para las niñas, el mejor papá para Alejandro. Pido a Dios me muestre el camino para aprender a vivir sin ti”. Su testimonio conmovió a miles de seguidores, quienes respondieron con mensajes de apoyo y solidaridad.
En su despedida, Tarazona también manifestó su esperanza de un reencuentro más allá de la vida terrenal, dejando ver la fortaleza de su fe y el compromiso con sus hijos: “Nuestro amor trasciende este plano físico. Espérame, que cuando cumpla mi promesa con nuestros hijos, iré a buscarte y tendremos nuestra segunda oportunidad. Descansa en paz amor de mi vida, yo cuidaré a nuestros hijos”. Estas palabras se han convertido en símbolo del duelo que atraviesa la familia y en reflejo del amor que los unía.
Miguel Uribe Turbay era considerado una figura en ascenso dentro de la política colombiana. Como senador y precandidato presidencial, representaba una nueva generación de líderes comprometidos con la institucionalidad, el emprendimiento juvenil y la seguridad ciudadana. Su muerte no solo truncó sus aspiraciones personales, sino que también reavivó el debate sobre la violencia política en el país. Las investigaciones sobre el atentado continúan, mientras diversos sectores exigen justicia y mayor protección para quienes ejercen liderazgo público.
La partida de Uribe Turbay deja un vacío difícil de llenar. Diversas figuras del espectro político han expresado su pesar, destacando su vocación de servicio y su compromiso con el país. En redes sociales, ciudadanos de todas las regiones han compartido mensajes de duelo y han pedido que su memoria inspire cambios profundos. Su historia, marcada por el servicio público y el amor familiar, se convierte ahora en un legado que muchos esperan honrar con acciones concretas y con la esperanza de una Colombia más justa y segura.
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