Entre calles calientes y corazones conmovidos, Montería se ha unido en un sentimiento de esperanza tras el rescate de la pequeña que fue hallada en la basura, pero que hoy late fuerte gracias a la mano solidaria de Jhoel, el joven que la encontró y se convirtió en su ángel guardián.
La historia ha desbordado las redes y plazas públicas, donde cada voz coincide en un mismo clamor: que la niña reciba el nombre de Milagros de Jesús o Milagros María, porque su vida es vista como un regalo divino que desafió la tragedia.
Vecinos, creyentes y ciudadanos de la región Caribe se han aferrado a este símbolo de fe, asegurando que lo ocurrido no es más que la prueba de que Dios nunca abandona.
Cada lágrima derramada por desconocidos que la sienten como propia, cada oración que se eleva por su bienestar, son la muestra de que la pequeña no solo fue rescatada del abandono, sino también abrazada por un pueblo entero que ya la llama con ternura Milagros, porque creen que nació para recordar que la vida, incluso en la adversidad, siempre encuentra un camino.
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