
Hoy, 10 de septiembre de 2025, se cumple un año de la desaparición del reconocido ganadero y empresario sucreño Esteban Rafael Urueta González, quien fue visto por última vez en la vereda Bellavista, en Ciénaga de Oro, cuando salió a verificar un posible hurto de ganado cometido por uno de sus trabajadores. Desde ese día comenzó una tragedia que sacudió a Córdoba y Sucre.
Urueta, propietario de la cadena Casa Rosa, se desplazaba en su camioneta Toyota Hilux junto a sus dos empleados, Fredys Manuel Beleño Acosta y Gerardo de los Santos Marzola Coronado. Esa misma noche, el vehículo fue hallado abandonado en el sector de El Viajano, zona rural de Sahagún, pero de sus ocupantes no había rastro. El caso generó de inmediato la intervención del CTI de la Fiscalía y el GAULA.
La angustia de su familia y de la comunidad se profundizó cuando, el 12 de septiembre de 2024, se confirmó el asesinato del ganadero y sus trabajadores. La noticia estremeció aún más al saberse que Esteban fue ultimado el día de su cumpleaños, 11 de septiembre, según confirmaron sus seres queridos en redes sociales.
Las investigaciones de la Fiscalía establecieron que el crimen estaría ligado a un presunto caso de estafa y hurto de ganado en zona rural de Chimá. Según la hipótesis, el conflicto se originó cuando el empresario detectó inconsistencias en los pagos realizados por Cristian Mauricio Petro Almanza, lo que derivó en una inspección frustrada en la Ciénaga de Corralito. Allí no se hallaron los animales, que posteriormente habrían sido distribuidos y vendidos de manera irregular por Juan Fernando y Miguel Soto Garcés.
Durante la investigación, las autoridades recuperaron 157 cabezas de ganado en diferentes municipios de Córdoba, avaluadas en más de 929 millones de pesos. Los compradores las devolvieron tras conocer su procedencia ilícita, asegurando que las habían adquirido de buena fe.
Hoy, un año después, la comunidad ganadera y la familia Urueta siguen reclamando justicia. El recuerdo de Esteban Rafael Urueta González, su legado empresarial y el dolor por su asesinato se mantienen vivos, mientras la Fiscalía avanza en los procesos judiciales contra los presuntos responsables de un crimen que revivió el fantasma del secuestro y la violencia en Córdoba.
Se el primero en dejar un comentario