
Dos niños quedaron huérfanos tras el asesinato de sus padres en hechos violentos ocurridos con semanas de diferencia
La violencia volvió a golpear con crudeza a una misma familia en el municipio de Sabanalarga, Atlántico. En menos de cuatro semanas, dos menores perdieron primero a su padre y ahora a su madre, víctimas de ataques sicariales que han estremecido a la comunidad.
El más reciente hecho ocurrió en la tarde del martes 17 de septiembre en el parque Las Mariposas. Testigos relataron que Rosaura Villalobos, conocida en el barrio como “La Mona”, fue sorprendida por dos hombres en motocicleta. Uno de ellos descendió del vehículo y le disparó en repetidas ocasiones, provocándole la muerte en el lugar.
La escena generó pánico entre los transeúntes, quienes poco pudieron hacer ante la rapidez de los atacantes. La víctima quedó tendida en el suelo, mientras los vecinos llamaban a las autoridades.
El crimen tiene un trasfondo aún más doloroso: hace pocas semanas, el compañero sentimental de Rosaura, Miguel, también había sido asesinado en circunstancias similares. La pareja dejó a dos niños pequeños, quienes ahora enfrentan la dura realidad de quedar sin sus padres en medio de la ola de violencia que azota a esta población.
Habitantes de Sabanalarga expresaron su consternación y exigieron a las autoridades resultados frente a la cadena de homicidios que viene registrándose en el municipio. “No es justo que unos niños paguen las consecuencias de esta guerra de balas”, comentó una vecina del sector.
Los menores, que dependían completamente de sus padres, permanecen bajo el cuidado de familiares, mientras organismos de protección de infancia intervienen para definir su futuro.
La doble tragedia se ha convertido en símbolo del drama que vive la niñez en territorios donde la violencia no da tregua. En Sabanalarga, un par de niños hoy quedaron en la orfandad, víctimas colaterales de un conflicto que les arrebató no solo a su papá, sino también a su mamá.
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