
La campaña presidencial de Abelardo De La Espriella entró con fuerza en el panorama político colombiano tras la entrega de casi cinco millones de firmas ante la Registraduría, un número que lo posiciona entre los aspirantes con mayor capacidad de movilización ciudadana. Sin embargo, el respaldo popular no lo ha blindado de los cuestionamientos que arrastra desde su trayectoria como abogado, especialmente aquellos relacionados con la defensa de personajes vinculados al narcotráfico.
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La más reciente crítica provino de la exalcaldesa de Bogotá, Claudia López, quien también adelanta una campaña independiente, aunque sin el mismo impulso en las encuestas. A través de redes sociales, López insinuó que el patrimonio del abogado —que él mismo cifra en 40.000 millones de pesos— tendría un origen cuestionable. Como parte de su mensaje, publicó: “Si el defensor de la mafia tiene un patrimonio de 40.000 millones, lo hizo con plata de… ¡exacto!, y financia su campaña con plata de… ¡exacto!”.
Este señalamiento se suma a otros episodios que han marcado el camino político de De La Espriella, entre ellos las tensiones con el expresidente Álvaro Uribe, quien en su momento fue uno de los apoyos más visibles del abogado. La disputa los habría distanciado y dejó en entredicho la posibilidad de una alianza, pese a que sectores del uribismo daban por hecho que De La Espriella podría incorporar al exmandatario a un eventual gabinete.
En medio de este ambiente de confrontaciones, el candidato anunció que no participará en la consulta de la derecha prevista para marzo de 2026. Su decisión sorprendió en ese sector, pues varios precandidatos insistían en unificar fuerzas a través de una medición interna que definiera un solo aspirante de cara a la primera vuelta presidencial.
La postura de De La Espriella rompe con la idea de unidad que venían impulsando líderes de ese espectro político. El expresidente Uribe, por ejemplo, había señalado que veía viable un acuerdo amplio “desde el doctor Fajardo hasta el doctor Abelardo”, lo que sugería una apertura hacia candidaturas de centro y de derecha moderada para evitar la dispersión de votos.
Con este escenario, De La Espriella avanza por un camino propio, dividido entre el respaldo ciudadano que exhiben sus firmas y los cuestionamientos que vuelven a instalar dudas sobre su pasado profesional. Su reto inmediato será sostener el crecimiento de su campaña mientras enfrenta el escrutinio político y mediático que acompaña a quienes pretenden llegar a la Casa de Nariño.
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