
De acuerdo con el balance oficial, los uniformados atendieron 111 riñas, una cifra que supera de manera amplia los 86 incidentes reportados durante el mismo periodo del año anterior. Las autoridades atribuyen este repunte —equivalente a un 35 % más— a reuniones familiares, encuentros informales y celebraciones improvisadas que derivaron en discusiones, agresiones físicas y múltiples llamados de emergencia.
El ruido también se convirtió en protagonista. Las patrullas recibieron 97 quejas por exceso de volumen, más del doble frente a las 45 del 2024, lo que representa un incremento del 115 %. En distintos puntos de la ciudad, la Policía intervino viviendas, terrazas y establecimientos donde parlantes, equipos de sonido y amplificadores sobrepasaban los niveles permitidos, afectando a varios sectores residenciales.
Para el coronel Ruiz Arias, estas cifras reflejan un deterioro en los hábitos ciudadanos durante la época decembrina: adultos que no moderan el consumo de licor, vecinos que desconocen las normas de convivencia y celebraciones que se extienden sin control, generando un ambiente tenso en comunidades que deberían vivir la temporada en tranquilidad.
El oficial aseguró que el reto para las próximas semanas será contener estas conductas mediante una estrategia combinada que incluye refuerzo de patrullajes, presencia preventiva en barrios y una comunicación más directa con líderes comunitarios, con el fin de evitar que la fiesta se convierta en conflicto.
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