
El aumento del salario mínimo para 2026, decretado por el presidente Gustavo Petro con un alza del 23,78 %, no solo impactará el ingreso de los trabajadores, sino que también elevará de forma significativa los costos laborales para las empresas. Con la nueva cifra, el salario mínimo quedará en $1.750.905, que junto al auxilio de transporte —estimado en $249.095— completa un ingreso mensual cercano a los $2 millones.
Sin embargo, el valor que recibe el trabajador dista mucho de lo que debe asumir el empleador. Al salario y auxilio se suman las prestaciones sociales obligatorias como prima, cesantías, intereses a las cesantías y vacaciones, además de los aportes a salud, pensión, caja de compensación y riesgos laborales. En conjunto, estos rubros elevan el costo total mensual por trabajador a más de $2.864.330.
Esto significa que, aunque el empleado percibe un ingreso bruto de $2 millones, la empresa debe disponer de cerca de $864.000 adicionales por cada puesto de trabajo. Este efecto multiplicador genera especial preocupación en las pequeñas y medianas empresas, para las que el incremento representa un desafío en términos de sostenibilidad y formalización laboral de cara a 2026.
Sobre las obligaciones laborales, la firma Quintero y Quintero Asesores precisó que “las personas vinculadas con un contrato de prestación de servicios independientes no tienen derecho a prestaciones sociales, pues estas aplican únicamente a quienes cuentan con un contrato laboral formal”. El contexto se agrava con las cifras del Dane, que muestran una reducción del 35 % en los trabajadores que ganan un salario mínimo y un aumento del 12 % en quienes perciben menos de ese ingreso, reflejando un mercado laboral con más ocupados, pero en condiciones cada vez más precarias.
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