En un movimiento inesperado que sacude el escenario político y judicial del país, el expresidente Álvaro Uribe Vélez anunció su decisión de renunciar a la prescripción de su proceso penal, la cual estaba prevista para octubre de este año.
La medida, calificada por analistas como un gesto para que el caso se resuelva en el marco de la justicia ordinaria, busca evitar que la acción penal quede extinguida por el paso del tiempo. Uribe enfrenta un proceso por presunta manipulación de testigos, uno de los expedientes más sensibles en su carrera pública.
Con esta determinación, el exmandatario deja en manos de los jueces la posibilidad de avanzar hacia un fallo de fondo, en uno de los casos más mediáticos del ámbito judicial colombiano.
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