
Con caravanas, pitos y fuegos artificiales, cientos de simpatizantes del presidente Nayib Bukele salieron a las calles de la capital salvadoreña para celebrar la aprobación de una reforma constitucional que habilita la reelección presidencial indefinida en El Salvador.
La medida fue ratificada por la Asamblea Legislativa con el respaldo de 57 de los 60 diputados, en su mayoría pertenecientes al oficialista partido Nuevas Ideas. La reforma, publicada previamente en el Diario Oficial, fue celebrada por seguidores del mandatario, cuyos festejos se viralizaron rápidamente en redes sociales, mostrando imágenes de júbilo en diferentes puntos de San Salvador.
Además de permitir la reelección sin límite de períodos, la enmienda suprime la segunda vuelta electoral, extiende el mandato presidencial de cinco a seis años y ajusta el calendario electoral para que las elecciones presidenciales coincidan con las legislativas y municipales a partir de 2027.
Mientras el oficialismo argumenta que los cambios permitirán reducir costos y unificar procesos electorales, diversas voces de la oposición y organismos internacionales han expresado su preocupación. Una de las críticas más fuertes provino de Human Rights Watch. Su directora para las Américas, Juanita Goebertus, comparó el caso con el de Venezuela: “Están recorriendo el mismo camino. Empieza con un líder que usa su popularidad para concentrar poder, y termina en dictadura”, advirtió.
La aprobación de esta reforma ha reavivado el debate sobre la fragilidad democrática en la región y el rumbo político del país centroamericano.
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