
La falta de agua potable se ha convertido en una emergencia que golpea con fuerza a Cereté. Gritos de desesperación se escuchan en los barrios y corregimientos afectados, mientras los tanques permanecen vacíos y la incertidumbre crece.
Desde hace más de 48 horas, comunidades enteras sufren la ausencia del suministro vital. Barrios como El Cañito, 24 de Mayo, Leticia, Miraflores, Montecristo, La Florida, El Cepillo, El Coco y sectores cercanos al Asilo padecen la escasez, junto con corregimientos como Martínez, Villa Celina, El Quemado, San Pedro, Vilches, El Prado, La Ceibita #6, Las Acacias, Los Laureles, Altos del Noval, Santa María Palmas, Mercado Público y Retiro de los Indios.
La llamada “capital del oro blanco” retrocede a tiempos difíciles en los que el agua era un privilegio y no un derecho. La falta de este recurso esencial no solo compromete la calidad de vida de los habitantes, sino que también pone en peligro la salud pública, la educación y la economía local.
El riesgo de enfermedades gastrointestinales como diarrea, cólera y disentería aumenta exponencialmente en estas condiciones. Además, la crisis impacta la producción agrícola, ganadera y el comercio, sectores fundamentales para la estabilidad de la región.
Ante la gravedad de la situación, la comunidad exige respuestas urgentes. Sin embargo, hasta el momento, el alcalde Said Bitar no ha emitido pronunciamiento alguno sobre la emergencia. La incertidumbre crece y la pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo los cereteanos deberán esperar soluciones reales?
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