
En un país donde millones de colombianos se levantan antes del amanecer para trabajar largas jornadas por un salario que apenas alcanza para sobrevivir, el Congreso volvió a cerrarle la puerta a la esperanza.
Este miércoles, el proyecto que pretendía reducir el salario de los congresistas —más de $52 millones mensuales— se hundió por falta de quórum, como si discutir la equidad fuera una pérdida de tiempo.
Mientras un trabajador promedio no alcanza a ganar ni $12 millones al año, un parlamentario acumula $624 millones en el mismo periodo. La indignación no se hizo esperar: calles, redes y corazones ardieron ante lo que muchos sienten como una burla a la dignidad del pueblo.
“Un congresista gana en un solo día lo que muchos colombianos no ganan en todo un mes”, dijeron. Y mientras en el Capitolio se esquiva la responsabilidad con ausencias estratégicas, en los barrios populares la rabia crece.
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