
El ministro de Hacienda, Germán Ávila, presentó este lunes en el Congreso de la República la nueva reforma tributaria del Gobierno Nacional, cuyo recaudo proyectado asciende a $26,3 billones. La iniciativa llega en un momento clave, cuando se discute el presupuesto general de 2026, estimado en $557 billones, la cifra más alta en la historia del país.
La radicación del proyecto, realizada a las 10:30 de la mañana en la Secretaría de la Cámara de Representantes, se desarrolló a puerta cerrada, con restricciones a la prensa. Varios congresistas del Pacto Histórico acompañaron el trámite, solicitando incluso la salida de los medios de comunicación del recinto. Más tarde, el Ministerio de Hacienda ofreció una rueda de prensa en las Casas de Santa Bárbara para explicar los detalles de la propuesta.
La llamada “Ley de Financiamiento” plantea un esquema de progresividad tributaria que incrementa las cargas fiscales para quienes tienen mayores ingresos. Entre sus puntos principales se destacan el fortalecimiento de los impuestos de renta y patrimonio, la revisión de beneficios del IVA para bienes de lujo, y la ampliación de impuestos verdes, al carbono y a productos nocivos para la salud como licores y tabaco. La canasta básica de alimentos, en cambio, se mantiene exenta de IVA.
Pese a las expectativas del Gobierno, el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF) expresó preocupación por el alcance de la reforma. Según su director técnico, Juan Sebastián Betancur, el país requiere un ajuste de $45,4 billones para cumplir la meta de déficit fiscal del 6,2 % del PIB, casi el doble de lo que aportaría esta propuesta.
Con este panorama, el debate en el Congreso se anticipa intenso, en medio de presiones políticas, necesidades fiscales y el desafío de equilibrar las cuentas públicas sin frenar la economía.
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