Las carceletas de las estaciones de Policía en el departamento de Córdoba atraviesan una crisis creciente por cuenta del hacinamiento, una situación que se ha prolongado sin una solución definitiva y que hoy desborda la capacidad institucional. Espacios diseñados para detenciones breves, de no más de tres días, mantienen a personas privadas de la libertad durante varios años mientras esperan decisiones judiciales.
De acuerdo con la Policía, en algunas estaciones hay detenidos que acumulan entre tres y cuatro años de reclusión, pese a que muchos ya cuentan con orden de traslado a centros penitenciarios. Esta realidad, según las autoridades, obedece principalmente a la congestión en los despachos judiciales y a la falta de cupos en las cárceles del país.
El comandante de la Policía en la región, coronel Elkin Corredor, explicó que el problema no se origina en los procedimientos policiales, sino en fallas estructurales del sistema judicial y penitenciario. Indicó que se han realizado reuniones de coordinación con jueces y fiscales con el objetivo de acelerar los procesos y permitir que estas personas sean ubicadas en establecimientos carcelarios adecuados.
Las cifras oficiales reflejan la magnitud del problema. En lo corrido del año, la Policía ha efectuado cerca de 2.500 capturas en el departamento, la mayoría en flagrancia. De ese total, más de un tercio de los detenidos recibió medida de aseguramiento intramural, lo que implica que cientos de personas deberían estar recluidas en cárceles, pero continúan bajo custodia en estaciones policiales.
A esta situación se sumaron durante el año dificultades relacionadas con la alimentación de los detenidos, una problemática que, según la institución, fue superada mediante el apoyo de las administraciones municipales, garantizando actualmente el suministro regular de las comidas.
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