
En un discurso cargado de revelaciones sobre la relación que tiene con el gobierno, la vicepresidenta terminó de ahondar el divorcio político que vive con Gustavo Petro y su gabinete. Estos son los detalles.
Desde Cali y en un tono desafiante, la vicepresidenta Francia Márquez desnudó la realidad sobre la relación que tiene con el presidente Gustavo Petro. Durante la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres y las Niñas Afrodescendientes, arremetió contra el gobierno que ayudó a llevar al poder, denunciando exclusión, deslegitimación y racismo estructural. “Me utilizaron para ganar elecciones y luego me dejaron por fuera”, sentenció. En una intervención afilada y sincera, expresó su malestar y dijo sentirse “utilizada” por parte del gobierno en la campaña electoral, para luego ser “excluida” de la toma de decisiones.
Márquez hizo un llamado público sobre lo que considera una sistemática exclusión de los espacios de poder por parte del Ejecutivo nacional. “Pasé de ser el fenómeno político, la heroína, a ser la traidora”, dijo, visibilizando lo que considera una narrativa de deslegitimación construida contra ella desde el poder. Habló de racismo, instrumentalización, sabotaje y violencia política. “Este país nos arrastra en sus narrativas y luego nos culpa por no respirar”, expresó. Su declaración, más allá del tono emocional, dejó entrever un quiebre político profundo entre ella y el presidente Petro, a quien acusó indirectamente de promover un modelo de inclusión solo de fachada.
“Pasé de ser el fenómeno político a ser la traidora”
“Pasé de ser el fenómeno político, la heroína, a ser la ‘traidora’, porque en este pais cuando una mujer asciende las sospechas la persiguen”, fue uno de los primeros batacazos que le lanzó a Petro.
“El sistema no se pregunta por sus capacidades sino por si está en el lugar que se merece. Si se sale del margen asignado es arrogante, desleal, torpe, incapaz y peligrosa”, agregó.
.“Un cuerpo de mujer negra que ha sido instrumentalizado”
“Hoy no vengo a hablar solo de mí. Vengo a hablar desde un cuerpo afrodescendiente, un cuerpo de mujer negra que ha sido celebrado, instrumentalizado, desgastado y desechado. El día que ganamos la segunda vuelta fue un día que se nos permitió la presencia”, dijo
“Tengo ganas de gritar, tengo ganas de contar como este país nos arrastra en sus narrativas y luego nos culpa por no respirar. ¿Cómo se elimina a una mujer negra del poder en una democracia contemporánea? Con narrativas que sirven de antesala para los explosivos y las balas”, cuestionó.
“He vivido muchos episodios de deslegitimación, sabotaje y exclusión”
“Desde la campaña hasta hoy he vivido muchos episodios de deslegitimación, sabotaje y exclusión”, aseveró.
Uno de los puntos más críticos de su intervención estuvo dirigido al Ministerio de Igualdad, cartera que lideró desde su creación. Márquez denunció que ese proyecto nació sin estructura, sin respaldo político y sin los recursos necesarios para operar. “Me dieron una institución sin herramientas y después me acusaron de no ejecutar”, explicó. A pesar de haber advertido que tres viceministerios eran suficientes, dijo, le exigieron cinco, una tarea que aceptó pese a los obstáculos. “Lo hice a pesar del bloqueo sistemático”, añadió.
Y agregó en sus señalamientos que “me acusaron de no ejecutar, cuando jamás me entregaron el instrumento para hacerlo. Se promovió la idea de que como soy negra, seguro robo. Sin haber tocado un peso, me trataron como criminal porque el color de mi piel, tristemente, para muchos, me hace culpable”.
Al romper su silencio frente a la situación que se vive con el gobierno Petro, la vicepresidenta insiste en que fue utilizada para la campaña política, pero que en la realidad fue excluida y hasta irrespetada.
”Somos útiles para ganar elecciones, pero no para gobernar”
“Me exigieron ser sumisa y cuando exigí respeto me llamaron arrogante. Poco a poco lo que se me dijo en privado se va haciendo público. Ahora que guardo prudencia, se me acusa de complicidad por guardar silencio. Esto no es personal, es estructural”, dijo.
Continuó en sus comentarios señalando que “somos útiles para ganar elecciones, pero no para gobernar. Se nos quiere en la foto, pero no en la toma de decisiones”, al comparar lo vivido en el gobierno con la “narrativa que justificó la esclavitud”.
En su crítica más estructural, Márquez comparó su vivencia actual con lógicas coloniales. “Se nos quiere obedientes y si no obedecemos, entonces viene el castigo, la violencia política, la cancelación y la deshumanización pública. Entiendo por qué tantas personas afrodescendientes que han llegado al poder se silencian no porque no tengan ideas o capacidades para gobernar, sino porque el precio de hablar es alto. No se nos permite la irreverencia y nuestros errores se magnifican”, continuó.
“Tengo ganas de gritar, tengo ganas de contarles cómo este país nos arrastra en sus narrativas de exclusión, nos asfixia en su desconfianza, y luego nos culpa por no respirar”.
“Desde tarimas políticas sembraron expresiones racistas en contra mío”.
“Quiero mencionar dos casos que fueron conocidos por el país, en los que unas personas terminaron enfrentándose a la justicia por haberse dejado cegar por el odio. Odio cultivado por otros que con intereses mezquinos y desde tarimas políticas sembraron en ellos expresiones racistas en contra mío y en contra de todos los negros de este país”, dijo Márquez.
”Disentir en el gobierno que ayudé a elegir no es traicionar. ”
“Disentir en el gobierno que ayudé a elegir y del cual hago parte no es traicionar. Ejercer la dignidad no es conspirar. Sirvo a mi pueblo con lealtad. Pedir respeto no es arrogancia. Ser mujer negra, ser mujeres negras no debería hacernos sospechosas. Ser mujer afrodescendiente en el poder no es un error”, aseveró Márquez quien con este discurso ahondó en el quiebre que se vive entre la vicepresidenta y Petro.
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