Su mirada perdida lo decía todo: el mensaje detrás del silencio de Liam

Con la mirada ausente y el alma hecha pedazos, Liam David Marín Pineda, de tan solo 16 años, caminó en silencio hasta el viaducto César Trujillo, en Pereira.

En su corazón pesaban tormentas que nadie alcanzó a ver. Se abrió paso entre la multitud, subió hasta el borde de la estructura y, desde allí, contempló el abismo.

A lo lejos, voces desesperadas le rogaban que no lo hiciera, que se aferrara a la vida. Pero sus lágrimas ya hablaban por él, y en un instante desgarrador, tomó la decisión que marcaría a todos los que presenciaron aquella escena.

“Escuchen, escuchen de verdad a quienes los rodean”, repetían entre sollozos quienes estuvieron allí. Muchos aún no comprenden cómo un joven tan lleno de vida pudo sentir tanto dolor por dentro.

Su historia deja una herida abierta y una lección urgente: no todo lo que duele se ve, y a veces una simple palabra puede salvar una vida.

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